El tabaco y el caso Brown & Williamson

El tabaco es un producto originario de América, principalmente se consume por combustión (un cigarrillo) que produce humo, también se puede consumir mascando o aspirándose por la nariz. Uno de los principales problemas del tabaco es la nicotina, que crea dependencia. El tabaco se comercializa como una droga legal en todo el mundo, aunque tenga efectos negativos contra la salud pública.


Hace unos años la OMS (Organización Mundial de la Salud) dio un toque de atención a los principales países del mundo prohibiendo la publicidad del tabaco en deportes, TV, radio, etc. Aunque en realidad esta prohibición no se cumplió del todo, como es el ejemplo de la empresa Marlboro en la F1 que tras aprobarse la ley anti publicitaria del tabaco, Marlboro quitó su logo de empresa de la Scuderia Ferrari y lo sustituyó por el código de barras del producto, y la ley lo permitió.


Hoy en día el Estado está obligando a las tabacaleras poner en sus productos una advertencia de las consecuencias que tiene el producto e imágenes de personas afectadas por el tabaco. Y yo les lanzo una pregunta: ¿por qué el gobierno prohíbe tanto que no se pueda hacer publicidad del tabaco, restricciones en algunos lugares públicos, etc. En vez de quitarlo de una vez y acabar con el producto? La realidad es que al Estado le conviene el consumo del tabaco ya que parte del beneficio va destinado a ellos.

Los efectos negativos más comunes y conocidos que ejerce el tabaco sobre nosotros son la bronquitis y el enfisema pulmonar, pero que pueden complicarse en la mayoría de los casos llegando a producir cáncer. También tiene un gran efecto sobre el sistema vascular, pudiendo producir gangrena, y se considera que el hábito del tabaquismo puede influir negativamente en la potencia sexual masculina.

Las principales tabacaleras de mundo son Philip Morris, Imperial Tobacco, Reynolds Tobacco, Benson & Hedges y Brown & Williamson. Todas estas empresas tabacaleras antes de que se produjese el caso Brown & Williamson negaban que el tabaco produjese cáncer y daños en el sistema nervioso.


Una curiosidad, Benson & Hedges es la marca que fuma 007 en sus películas, y una de las que tiene más clase según algunas revistas de moda gracias a sus bonitos envoltorios, que hacen parecer que fumar no sea malo, aunque la realidad sea totalmente distinta.

Brown & Williamson es una conocida tabacalera de los Estados Unidos, en la que Jeffrey Wigand, un doctor en bioquímica que trabajaba en esta empresa, se centró en cuestiones de salud y se convirtió en el Vicepresidente de Investigación y Desarrollo de la empresa. Fue contratado para investigar un medio "más seguro" de proporcionar nicotina y reducir el daño de otros compuestos del tabaco.


Wigand se dio cuenta que sus investigaciones y recomendaciones eran ignoradas y censuradas lo que lo llevó a enfrentamientos con el director general, Thomas Sandefur, que no quería una mención en público acerca de la inseguridad para la salud de los cigarrillos, haciendo inútil el trabajo Wigand. Un tiempo después Wigand dirigió su atención a la mejora de los aditivos del tabaco, que fueron diseñados para "reforzar el impacto", y el uso de productos químicos como el amoníaco para mejorar la absorción de la nicotina en los pulmones y afectar el cerebro y el sistema nervioso central de una manera más rápida.

Los desacuerdos entre Wigand y Sandefur llevaron al despido de Wigand en 1993 por un potenciador del sabor llamado cumarina, que había demostrado ser un cancerígeno específico para el pulmón. Sandefur obligó a Wigand a firmar un contrato de confidencialidad que le prohibía hablar de cualquier cosa relacionada con su trabajo o la empresa. La pena por violar el contrato era la pérdida de su indemnización por despido, una demanda potencial, y la pérdida de cobertura médica. En ese momento, su hija sufría de una enfermedad crónica que requería de una continua atención médica.


Poco después de este incidente, los siete directivos de Big Tobacco (los siete enanitos, como los llaman algunos) testimoniaron durante las audiencias del congreso, por el tema "la nicotina no es adictiva". Jeffrey Wigand, por el compromiso de cumplir el contrato de confidencialidad, se negó a hablar con Lowell Bergman, productor de 60 minutos; Wigand y su familia fueron intimidados y amenazados de muerte en caso de hablar. En lugar de silenciarlo, estas tácticas provocaron conversaciones entre Wigand y Bergman, en CBS le proporcionaron guardaespaldas armados y, después de una consulta jurídica, Bergman le instó a declarar para el Estado de Mississippi en una demanda contra Big Tobacco interpuesta por el Fiscal General de Mississippi Mike Moore, con un fin de anular su contrato de confidencialidad antes de revelar toda la verdad en una entrevista con Mike Wallace en 60 minutos.

Sin embargo, el poder de Brown & Williamson era suficiente para obligar a la empresa CBS a detener la difusión con una amenaza de una gran demanda judicial por interferencia. En lugar de la entrevista inicial, se transmitió una versión editada, que no reveló los detalles cruciales.

Afortunadamente para Wigand, sus declaraciones en los Estados de Mississippi y Kentucky se filtraron, y fueron publicadas por el Wall Street Journal. CBS News, finalmente emitió la entrevista completa de Wigand en 60 minutos, dejando a gran parte de la nación en estado de shock.


Después de esto, cuarenta Estados presentaron una demanda médica contra la industria del tabaco por valor de 368.000 millones de dólares en daños y perjuicios relacionados con la salud por las empresas tabacaleras.

Aquí les dejo una película que recomiendo que vean sobre el caso de Brown & Williamson: El dilema (The Insider 1999). La historia de la película está basada en los hechos reales, en el papel de Wigand, Russell Crowe; y en el de Bergman, Al Pacino.

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